Después de estar seis meses en Alemania, de la presentación de un proyecto (Que horror!!!!), después de todo un día empaquetando cosas y haciendo maletas (50 Kg por mensajería y otros 20Kg de equipaje), finalmente llegó el último día de mi estancia como Erasmus en Alemania, y repito lo de Erasmus porque estoy segura de que mas de una visita va a caer seguro.
Hacía ya una semana que casi toda la gente se había ido despidiendo de mi uno a uno porque que se volvían a sus casas de vacaciones (por eso la fiesta de despedida una semana antes). Aún así me quedaban tres de las cinco personas que más me iba a costar despedirme :(. Sabía que a los tres los volvería a ver muy pronto, pero aun así fue un día triste.
Como el avión era por la mañana y yo tardaba mas de tres horas en llegar al aeropuerto, me tocaba madrugar mucho. Así que la decidí dejar las maletas preparadas en casa, salir de cena con Julien y Miguel, y luego pasar la última noche en el
Schlosskeller hasta la hora de coger el autobús. Fué una de las mejores noches por Darmstadt, estos dos elementos me hicieron olvidar que estaba de despedida :D
Fue un viaje muy duro. Después de toda una noche sin dormir, me plante en un autobús hacia el aeropuerto lleno hasta los topes, no quedaba ni un asiento libre, así que para comenzar bien el viaje de vuelta a España me tocó pasar casi dos horas en un confortable suelo de autobús. Ya en el aeropuerto, NADIE viajaba a Santander, así que las dos horas de antelación para poder facturar las maletas las hice en un tiempo record de 5 minutos. El resto del tiempo, 1 hora 55 minutos, las pasé mas aburrida que una ostra en un aeropuerto de un tamaño aproximado al de Santander (ese tiempo es suficiente para recorrerlo de un extremo a otro unas 200 veces). Finalmente me subí al avión (iba con Ryanair, por lo que "avión" se puede sustituir por "autobús con alas"), y a mi lado me tocó un niño que no dejaba de gritar porque tenía miedo. Os podéis imaginar todo lo que pude dormir en el viaje no?.........
